
Anoche vi una de las películas que más me han impresionado últimamente. Reconozco que soy algo difícil de impresionar en el aspecto sentimental, sólo que yo recuerde lo ha logrado la entrañable "Cinema Paradiso".
La película de la que os hablo que vi anoche fue "Camino"; como bien sabréis narra la historia de Camino, una niña que en apenas cinco meses muere a causa de un cáncer.
La historia impresiona más sabiendo que se trata de una historia real, la de Alexia González una niña que sufrió una dolorosa agonía debida a un cáncer de huesos hasta que falleció a la edad de 14 años. Cuentan que su serenidad ante el dolor y el deseo constante de que en ella se cumpliera la voluntad de Dios, traspasó nuestras fronteras. Al conocer la histora de Alexia, el director de "Camino", Javier Fesser, se preguntó: ¿qué significa “ofrecer” el dolor?, ¿cómo se puede aceptar que la desgracia es fruto y señal del amor de Dios?, ¿cómo se puede morir feliz a los catorce años?
Sin entrar a prejuzgar las posibles respuestas y haciendo una perfecta exposición de vitalidad, ilusión, y fe reflejados en los ojos de Camino, en esta película se ha logrado plasmar emotivamente.
Un hecho que hace más especial la historia de Camino, es la historia de amor adolescente, ese primer amor que cuando viene eclipsa todo y nada hay más importante.
La historia de Camino, la historia de Alexia, es la historia de muchas personas que sufren esta terrible enfermedad que tanto necesita el apoyo y la colaboración e todos.
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